Disolventes

Los disolventes se utilizan ampliamente:

• en el laboratorio químico como medio para las reacciones orgánicas y las separaciones analíticas;
• en el sector industrial, en la producción de una variedad de productos que van desde cosméticos, productos farmacéuticos y artículos de higiene personal hasta textiles, pinturas y pesticidas.

Los disolventes se clasifican generalmente en polares y apolares. Un parámetro conocido como la constante dieléctrica es una medida aproximada de la polaridad del disolvente o de su capacidad de estabilizar cargas. Cuanto más alta sea la constante dieléctrica, más polar será el disolvente (o cualquier sustancia en ese sentido). Según esta medida, el agua (que disuelve compuestos iónicos o con carga, como las sales inorgánicas) es uno de los disolventes más polares, con una constante dieléctrica de 78 a 25 ºC. En general, los disolventes con constantes dieléctricas superiores a 15 se consideran polares. Estos disolventes incluyen, entre otros, acetona, acetonitrilo, dimetilformamida (DMF), dimetilsulfóxido (DMSO), etanol, isopropanol y metanol. Como es de esperarse, los disolventes menos polares (o los más apolares) son los alcanos: pentano, hexano, heptano (constante dieléctrica inferior a 2) y los aromáticos: benceno, tolueno y xileno (constantes dieléctricas inferiores a 3). Otros disolventes apolares comunes (con constantes dieléctricas inferiores a 15) incluyen ácido acético, cloroformo, éter dietílico, acetato de etilo, cloruro de metileno y piridina. “A disuelve A” es una buena regla general; es decir, los disolventes polares disuelven compuestos polares.

Las propiedades peligrosas de los disolventes, como la toxicidad, la inflamabilidad y la volatilidad, varían ampliamente.